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Eneagrama II: los hilos invisibles que guían tu vida



En el momento en que la consciencia única que somos se identifica con la forma del cuerpo-mente (la caída del paraíso), se da necesariamente un olvido de quiénes somos realmente, esencialmente, y una angustia existencial por la supervivencia. Cuando olvido que soy esencialmente todo, sin principio ni final, y me identifico con la forma y el nombre (“Soy este cuerpo”, “Soy Lila”), mi destino queda anclado al destino del cuerpo, que es la vulnerabilidad. El cuerpo y la mente son falibles, son necesitados por naturaleza, no escapan a las leyes del cambio y la transformación, y creen tener que, por un lado, salvaguardarse de los peligros que le acechan y, por el otro, procurarse bienestar y abundancia. 

En la escala del carácter, cuando consideramos la forma concreta que adopta el ego*,

cada uno de nosotros, atendiendo a la herida de la cual parte**, se construye sobre un deseo básico que es de vital importancia y que marca cada paso que damos, cada decisión que tomamos, desde lo más trascendente a lo más nimio de nuestras vidas.

He aquí los deseos de cada eneatipo, las 9 formas de objetivo que el cuerpo-mente individual cree que debe lograr para no dejar de existir. Es importante aclarar, antes de leer los deseos de cada eneatipo, que muchas veces son deseos velados. Recordemos, una vez más (quizás sea éste el recordatorio más necesario que debamos reiterar), que el carácter conlleva un acto de ceguera existencial. Esto supone que muy a menudo uno puede no reconocer las características del propio eneatipo. El ego es una acto de refinación permanente, cuanto más quiero desidentificarme de él, cuanto más pretendo reconocer su naturaleza fantasmal, más sublimará sus formas, como un ilusionista metódico y entregado que trabajara largas jornadas para lograr evadir la capacidad de observación de su atento público.


  • Eneatipo 1 - “El Perfeccionista o Reformador”: desea ser bueno, correcto y virtuoso. Busca la perfección y la integridad moral en sí mismo, en los demás y en el mundo que lo rodea.


  • Eneatipo 2 - “El Ayudador o el Dador”: desea ser amado y apreciado. Busca sentirse necesitado y valioso para los demás a través de sus acciones de ayuda y cuidado.


  • Eneatipo 3 - “El Triunfador o Realizador”: desea ser exitoso, valorado y admirado. Busca la validación y el reconocimiento externo a través de logros, cumplimiento de objetivos y reconocimiento social.


  • Eneatipo 4 - “El Individualista o Romántico”: desea ser único, especial, auténtico. Busca una identidad auténtica, significativa y profunda que lo diferencie de los demás y lo conecte con su esencia más verdadera.


  • Eneatipo 5 - “El Observador o Pensador”: desea ser competente y saberlo todo. Busca conocimiento y comprensión profunda del mundo para sentirse seguro, independiente y protegido.


  • Eneatipo 6 - “El Leal o Escéptico”: desea seguridad y apoyo. Busca la estabilidad, la protección y la orientación externa para enfrentar sus miedos y sentirse seguro en el mundo.


  • Eneatipo 7 - “El Entusiasta o Epicúreo”: desea experimentar placer y evitar el dolor. Busca constantemente nuevas experiencias y oportunidades para mantenerse emocionado y distraído.


  • Eneatipo 8 - “El Desafiante o Protector”: desea control y poder. Busca protegerse a sí mismo y a los demás, así como mantener su independencia y autoridad.


  • Eneatipo 9 - “El Pacificador o Mediador”: desea paz y armonía. Busca evitar el conflicto y mantener la conexión con los demás, así como sentirse en paz consigo mismo y con el mundo que lo rodea.


El deseo de cada carácter es un motor vital arrollador en tanto en cuanto no permite otra forma de actuar en el mundo que no logre tales objetivos. Puede que no reconozcamos la dimensión de nuestro deseo, pero éste es un tirano que mueve los hilos de nuestra vida, consciente o inconscientemente.



Sant Cugat, 30 de abril de 2024.


*Ver artículo “Aclarando dudas: diferencia entre ego, carácter y personalidad”.

** Ver el artículo “Eneagrama I: las 9 máscaras del ego”.


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